Actualmente, el cabildeo es una práctica estrechamente ligada al ejercicio de la democracia contemporánea.

Historicamente, ha sido un fenomeno social que surge desde que el humano comenzó a vivir en sociedades organizadas. De forma natural, las sociedades se conforman por grupos sociales que interactúan entre sí dentro de una estructura social. Cada uno de estos grupos tiene intereses propios, los cuales trataran de proteger o beneficiar frente a intereses antagónicos de otros grupos. Para ello, estos grupos o asociaciones de individuos interactúan y buscan influir por medio del cabildeo a tomadores de decisión cuyo actuar afecta sus intereses.

Estos grupos de interés toman una mayor relevancia en sociedades democráticas modernas, donde se vuelven representantes, transmisores y protectores de los múltiples y diversos intereses de los diferentes grupos que conforman las sociedades complejas de hoy en día. La ola democratizadora a nivel internacional que se ha presentado en las últimas décadas, junto con la expansión de las libertades públicas y económicas, plantean al Estado y a la sociedad problemas cruciales de organización política, de orden gubernamental y de gestión pública. En este sentido, el cabildeo es una herramienta de participación ciudadana de los grupos sociales para posicionar sus intereses frente al Estado y la agenda pública que coadyuva a la gobernanza democrática de las sociedades modernas.

En el caso de México, desde la transición democrática iniciada a finales del siglo XX, el cabildeo ha ido evolucionando y tomando mayor relevancia en el sistema político mexicano como una herramienta de participación ciudadana en los procesos legislativos, de diseño de políticas públicas y de conformación de la agenda pública. Actualmente, el cabildeo es una práctica común y a todas luces positiva para la democracia mexicana.